jueves, 18 de febrero de 2016

Mujercísimas, de Terenci Moix.

¡Buenas!

Ya he terminado de leer (en realidad lo terminé el martes) lo que os venía adelantando en entradas anteriores: Mujercísimas, una novela de Terenci Moix que fue publicada en 1995 y que es la segunda novela de una trilogía protagonizada por mujeres y formada además por Chulas  y famosas (1999) y Garras de astracán (1991).

En Mujercísimas, Moix retrata prototipos de las mujeres españolas de finales de siglo: aristócratas, ministras, famosillas, modelos...-todas ellas millonarias- que realizan un crucero por las islas griegas. Os dejo aquí lo que dice la contraportada del ejemplar que yo he tenido:

"Novela de amor y lujo y, sin embargo, perversa. Es una digna heredera de Garras de astracán. Interpretada sólo por mujeres, alcanza su grado más atrevido en la descripción de determinados prototipos de la España actual, la de las grandes estafas financieras y el desaforado culto al dinero y al éxito fácil. Durante un crucero por las islas griegas, donde se espera la aparición de la Virgen, estas selectas mujercísimas -aristócratas, ministras, beatas, escritoras, estrellas televisivas- se muestran en todo momento tiernas, intrigantes, modernas, alocadas..., y muy críticas. Con ellas, el estilo de Terenci Moix reencuentra sus aspectos más traviesos, libres y sarcásticos en una implacable visión de nuestra sociedad." Os pongo un poco más en situación: Victoria Barget es la esposa de un banquero encarcelado por estafa financiera y tener el dinero en países fiscales. Ésta decide marcharse a una isla griega con todo el dinero, ya que estaba puesto a su nombre. Así, y desde el principio, comienza la trama. El dinero de muchas otras mujeres españolas estaba en manos de ese hombre y, movidas en parte por la preocupación y en su gran mayoría por el cotilleo, deciden aprovechar el crucero para pedirle explicaciones a Victoria, quien se niega a hablar del tema o ver a nadie. A partir de aquí, un sinfín de anécdotas y personajes se suceden hasta la última página.

En general me ha gustado mucho. Sus descripciones son amplias, pero divertidas, o sea que te permiten hacerte una clara idea de cómo son los personajes sin llegar a aburrirte. Los mismos personajes son muy curiosos, con sus manías, su vestimenta, su orgullo de "señoras de toda la vida". Aparecen los típicos personajes que de ridículos son graciosos y aquellos que tienen profundas reflexiones sobre el modo de vida que llevan. En especial me ha gustado el personaje de Elena Arquer: "abogada de éxito en el gabinete jurídico que presta servicios al banquero encarcelado", porque su personaje evoluciona de una forma muy bonita. Otro personaje que me ha gustado bastante es Margot Sepúlveda: "soltera cuarentona. Acaba de enterrar a su madre después de estar veintidós años postrada en cama por una parálisis". Cuando muere su madre, siente que ha desperdiciado toda su juventud y que jamás podrá recuperarla, pero tiene muy claro que no le gustan nada las mujeres de clase alta, a diferencia de su amiga, que las admira.

Es una novela muy completa que trata multitud de temas: estafas financieras, corrupción, homosexualidad y otros aspectos relacionados con la sexualidad, incesto, pedarastia en el clero, drogas, mujeres que viven del dinero de sus maridos, mujeres de clase media enganchadas a la televisión, la mujer trabajadora y de éxito, etc.

Al terminar de leerla, me ha quedado un extraño sabor de boca por el final que tiene. No quiero hacer spoilers y espero que mi comentario simplemente sirva para alimentar vuestra curiosidad: hay algo que no me gusta en los libros que son totalmente realistas y de repente tienen un final fantástico, de ficción, de milagros religiosos, etc. He intentado buscar alguna explicación por internet, pero al no encontrar ninguna que me satisfaga, dejaré mi opinión así.

Otra cosa que no he podido evitar pensar es que han pasado más de veinte años y seguimos prácticamente igual: las diferencias entre ricos y pobres va en aumento, la corrupción y el fraude siguen ocurriendo, cada uno mira por sí mismo sin importarle el prójimo, nos dejamos consumir por la televisión y sus programas basura...

Por último, sólo me queda recomendar el libro. No tengo nada más que decir, es una sátira magníficamente escrita que merece la pena ser leída.

martes, 16 de febrero de 2016

Capítulo decimocuarto (págs. 441-442)

"Atraída por el jolgorio, Margot Sepúlveda se levantó del rincón de proa donde había estado tomando el sol y fue hacia el improvisado teatrito. Cuál no sería su asombro al ver a su amiga representando el patético papel de un bufón medieval, trasladado en el tiempo y el espacio.

-¡Sácame de aquí! -gritaba Emilia-. ¡Sácame, que esto no lo había previsto Raffaella!

Margot no tuvo vacilación. Fue directamente hacia Olivia Sotomayor y la zarandeó con brutalidad hasta que el cuello de Emilia quedó libre de sus manazas. Acto seguido, la empujó con tan mala fortuna que arrastró en su caída a la marquesa del Pozo del tío Raimundo.

-¡Grosera, más que grosera! -gritó la princesa, enfrentándose a Margot-. ¿Quién le ha dado a usted vela en este entierro?

-El entierro lo montaba yo con todas ustedes, cretinas de mierda. ¿Quiénes se han creído que son? Pues yo se lo diré: piojos resucitados las unas... y usted, princesa, un putarrón. Y esto es lo que hay, y más habrá si me provocan.

-¡Cuidado, guapa, que está hablando con señoras de toda la vida!

-Otro empujón así y yo seré señora de toda la muerte... -gemía la marquesa, en brazos de Miranda y otras socorristas.

Pero nadie pudo socorrer a la princesa Von Petarden de la furia de Margot que, entre otras cosas sirvió para sacar a la dama sus aspectos más barriobajeros.

Lo que salió de aquellos labios no es para ser contado. Si lo fuese, ¡qué no hubieran sacado en exclusivas las chicas de los medios de comunicación! Cuando menos, un curso de expresiones malsonantes en tres idiomas. Pero ninguna reportera lo recogía porque a todas continuaba interesándoles más una Von Petarden refinada que una pelandusca. En cuanto a los gritos de Margot: ¿a quién podría importarle? Sus imprecaciones no serían noticia, porque ella misma nunca lo sería. Y como no tenía la menor necesidad de serlo, se enfrentó a las señoronas, con gesto firme y decidido:

-Vamos a zanjar la cuestión de una zorra vez: son ustedes una panda de bordes. La mejor de todas, colgada...-Y observando a Emilia, con fingida serenidad, añadió-: ¡Y ahora no me digas que no sé comportarme, porque te doy una zurra!

Evidentemente, no era el caso, pues Emilia de Ruiz-Ruiz seguía llorando sin cesar."

Terenci Moix, Mujercísimas.

jueves, 11 de febrero de 2016

Capítulo decimotercero (págs. 410-411)

"Donde ocurrió un prodigio antiguo tiene que ocurrir otro. Hermafrodito sería uno de ellos, si no el mayor que vieron los siglos. Un joven de rara belleza en absoluto casual, ya que nació de los afortunados amores de Hermes y Afrodita. Asombro del mundo, pasmo de las esferas, envidia del empíreo.

Cierto día, Hermafrodito paseaba su apostura por los caminos de Frigia y tuvo ganas de bañarse, mas no le estaba permitido hacerlo en lugar público, pues despertaba la admiración y acaso la locura de todo aquel que acertaba a contemplarlo. Y así, en la búsqueda del anonimato, descubrió entre los bosques la fuente de la ninfa Salmacis, fuente de aguas tan límpidas que nadie podía resistir el antojo de bañarse en ellas.

La ninfa titular era, al parecer, extremadamente sensible a los prodigios de la belleza, pues al ver desnudo al hijo de Afrodita y Hermes no pudo resistir la necesidad de unirse a él para toda la vida, y elevó una súplica a Zeus en este sentido, aunque no el único. Pues su amor fue creciendo de tal modo que quiso llevar su unión hasta el extremo: formar con Hermafrodito una unidad inseparable; ella en él y él en ella, ambos estrechados totalmente hasta fusionarse en uno. Es decir: en ese ser que carece de sexo porque los posee ambos, con todos sus atributos.

Pero aun en el terreno de los prodigios nunca anduvo sólo Hermafrodito. También dijo el filósofo que en los lejanos tiempos de la creación eran así todos los mortales: seres que poseían la naturaleza femenina y la masculina a la vez, rozando la rara perfección de lo completo, aunque no de lo indivisible. Pues los dioses, temerosos del poder que esta unidad concedía a la raza humana, la cortó en dos mitades, creando así el sexo femenino y el masculino.

Exactamente lo que Elena acababa de descubrir en Edipa Katastrós, cuyo pene era tan poderoso como sus pechos, y éstos tan seductores como sus músculos."

Terenci Moix, Mujercísimas.

jueves, 4 de febrero de 2016

Capítulo octavo (págs. 272-273)

"La eficiente Beverly dispuso en un pequeño grupo a las chicas de los medios. Faltaban los hombres, que también los hay en el menester de la comidilla, pero la princesa y María Asunción Solivianto se habían puesto de acuerdo para respetar la regla básica del crucero: que sólo hubiese mujeres, tanto entre las protagonistas como entre las que debían inmortalizar su protagonismo.

No es que la princesa Von Petarden estuviese completamente de acuerdo. Lo mejor de su imagen dependía del prestigio de extravagante que se había ganado entre la parte gay del cotilleo; así, pues, quiso interceder por los miembros que le eran más adictos.

-¿Y algún maricuela no pasaría? Piense que son inofensivos para nosotras y, en cambio, nos hacen lucir mucho.

-También son hombres -contestó la Solivianto-. No como los demás, ni con los mismos derechos, pero hombre de alguna manera. Y vete tú a saber si, viendo tanto mujerío, no les da por convertirse a lo heterosexual y ya la tenemos armada."

Terenci Moix, Mujercísimas.

martes, 2 de febrero de 2016

Mujercísimas, de Terenci Moix, próximamente.

¡Buenas tardes!

Quiero que el blog sea más dinámico de lo que solía ser y, dado que sólo puedo leer en el metro de camino a la Universidad, lo que me deja una hora de lectura diaria, más o menos, entre libros iré informando de cómo los llevo y mi actitud hacia ellos.

En este momento estoy leyendo Mujercísimas, de Terenci Moix, publicado en 1995.

Cuando encontré el libro por mi casa estaba bastante ilusionada al respecto, tanto por el título como por la descripción, pero he de confesar que al principio me mostré un tanto escéptica por el hecho de que un libro protagonizado única y exclusivamente por mujeres hubiera sido escrito por un hombre y más tratándose de esas fechas. Supongo que nadie está a salvo de sus prejuicios e ideas preconcebidas.

El caso es que según he ido avanzando en su lectura me ha ido gustando más y más. Todavía me quedan doscientas y pico páginas (la mitad, aproximadamente, para ser totalmente sincera), pero desde hace ya un par de capítulos se ha puesto muy interesante y estoy deseando continuarlo, terminarlo y contaros mi conclusión final al respecto.